Josep López Romero

Lo tuve muy claro desde pequeño: con ocho años pedí a mis padres una máquina de escribir. "¿Te la han pedido en el colegio?", preguntaron los pobres. "No, pero quiero escribir". Me compraron aquella Olivetti Lettera 35 (que todavía conservo) a plazos. Y con la inocencia y temeridad de los niños me lancé a escribir un cuento titulado El castillo embrujado (que también conservo).

Lo siguiente fueron esos poemas con acné que casi todos hemos escrito (también los conservo, pero bien escondidos) y algunos relatos que me valieron premios y cierta popularidad en el Instituto Gravi de Barcelona.

De ahí a la facultad de Ciencias de la Información, rama Periodismo, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Antes de acabar la carrera entré en una agencia de comunicación, Ulled&Asociados, donde escribí sobre todo lo que te puedas imaginar. ¡Fue una gimnasia fantástica! Y luego ya no paré.

Desde entonces me dedico a lo que me gusta: escribir y ayudar a otras personas a escribir. Y, por si eso fuera poca suerte, por el camino hasta hoy he conocido a un montón de personas sabias que me han enseñado muchas cosas. Ahora las comparto contigo. A través de mis libros de crecimiento personal.