Beschreibung
Primera edición, tapa blanda con solapa, Mario Flores, editorial Del Carro de Tespis, son 60 páginas, dedicatoria a Tomás Simari, sobre unas dimensiones de 18 x 14 cm, editado en 1960 en Bs. As., se encuentra en buen estado. Por Daniel González Gómez-Acebo Si existe un autor misterioso del teatro boliviano en el siglo XX ése es Mario Flores Velasco. Nacido en Santa Cruz de la Sierra el 17 de mayo de 1901, Mario Flores sigue siendo el gran desconocido en la dramaturgia boliviana, pese a ser uno de los autores más famosos y es tomado, muchas veces, como uno de los progenitores del teatro criollo argentino. Para recuperar la memoria y la obra de este grande, va dedicado este singular artículo (lo confieso, me gustaría seguir investigando sobre él directamente en Buenos Aires, y ése es uno de mis objetivos en el segundo semestre de 2012). Al parecer fue descendiente, vía materna, del presidente de Bolivia José Miguel de Velasco, "aquél que fundó Puerto Suárez". Su padre, que se llamaba Adolfo Flores, era de Santa Cruz, era político y ganadero, hermano de Nicanor Flores, con quién luchó en Salta (Argentina). Tuvo dos hermanos, Adolfo y Blanca; todos nacieron en Santa Cruz de la Sierra. Mario pasó su juventud en Buenos Aires (Argentina) con frecuentes visitas a La Paz y Santa Cruz. Su hermano Adolfo volvió a Bolivia cuando tenía 18 años para hacer el servicio militar. Mario Flores lo siguió dos años más tarde. Luego de haber participado en la revolución del 20 de julio de 1920 (cuando triunfó el Partido Liberal de Bautista Saavedra) regresaron como pudieron a Buenos Aires. Ya en la capital argentina, Mario Flores se fue a vivir a La Boca, el barrio teatral y de bohemios, de bares y de tangos; allí no solamente vio obras argentinas sino también europeas, especialmente francesas, italianas y una que otra inglesa. Al principio, atraído por el tema y el teatro porteño, se dedicó a los sainetes y revistas musicales. El tema boliviano no aparece en sus obras hasta muy tarde. En las populares casetas o circos teatrales aprendió la técnica y la fórmula del éxito. El teatro de esa época estaba dominado por nombres como Florencio Sánchez, Gregorio Laferre, Roberto Payró, José J. Podestá y otros. Mario Flores fue acogido por los jóvenes del Teatro de Vanguardia y Teatro Nuevo. Así, en los años 20, hizo amigos y llegó a colaborar con L. Barletta, Domingo Sapelli, A. Ballerini, C. Perelli, F. Parravicini, Pedro Rico, Pablo Suero, Felipe Boero y otros. Entre las actrices era amigo y admirador de Orfelia Rico. Es importante tener en cuenta que en la segunda década del siglo XX el teatro argentino y de influencia en la obra de Mario Flores tomaba dos corrientes distintas: la primera, aquel teatro influido por Europa, especialmente por las obras de Jarry, Pirandello e Ibsen; la segunda, el teatro popular de revistas, costumbres, sainetes y de ambiente porteño (teatro comercial y para el público general). Mario Flores, con la excepción de sus últimas obras, se dedicó al de sainete, revistas musicales y costumbrista. Estrenaba en el Teatro Nuevo y en el Teatro Moderno de Buenos Aires. Se inició con un sainete, La cadena del perro, que anunciaba al dramaturgo de humor y bien manejo escénico. A este siguió su primera comedia en tres actos, Cruz diablo (1920). En 1921 escribe Santa Ludovica, comedia cuyo principal defecto, según Mario Soria, es sacrificar el papel de los demás personajes por el principal, dado que el autor lo escribió pensando en Orfelia Rico, de quien estaba enamorado. Su siguiente obra, ¡A París, muchachos! (1921), fue una revista musical que tuvo mucho éxito y con la que logró muchos contactos, comenzando a ser conocido frente al público. En este mismo periodo también escribió un librito de poemas y una serie de cuentos. Con la experiencia que adquirió y la fórmula que gustaba al público, en la temporada 1922-23 escribió una serie de comedias y revistas musicales: Un. Bestandsnummer des Verkäufers 2023/6084
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